Señores políticos: ¡Entre dos alternativas… elijan la tercera!

En diversas ocasiones, cuando ejerzo una sesión de coaching, me encuentro en la situación de que el coachee (el cliente), expone: “solo tengo dos opciones, ¿tú qué harías?” Como coach, no es mi labor opinar, sino acompañar a la persona para que encuentre su mejor respuesta. Sin embargo, me atrevo a sugerir: “Entre dos alternativas, elige la tercera”.  

El término “dilema” procede del griego y se encuentra conformado por dos vocablos de dicha lengua: “dis”, que puede traducirse como “dos”, y “lemma”, que es equivalente a “premisa o tema”. Un dilema, por lo tanto, es un argumento que está formado por dos proposiciones contrarias y disyuntivas. Lo que hace un dilema es poner a un individuo en una situación de duda, debatiéndose entre dos alternativas. Es frecuente que la persona se debata entre una opción “correcta” (aquello que supone que debe hacer) y una opción “sentimental” (aquello que siente que quiere hacer).

 

Normalmente, cuando nos encontramos atrapados en un dilema, nos hallamos ante un conflicto ético o un dilema moral. En este tipo de situaciones llaman a la puerta un buen número de VALORES que batallan por asumir el liderazgo.  

 

Sin entrar a desengranar el conflicto que nos aborda, me gustaría invitar a pensar en este dilema de distinta manera. El hecho de vivir esta situación en primera persona (o en “primer territorio”), asociado a la situación, nos están haciendo precisamente caer en elegir uno de los caminos, y posiblemente, ninguno sea del todo satisfactorio.

 

Detrás de cualquier ideal se encuentran escondidos, en el cofre del tesoro interno, nuestros valores esenciales. Según el psicólogo, Simon Dolan: “un valor es la creencia perdurable de que una forma concreta de conducta es personal o socialmente preferible al modo opuesto de conducta”. Otra definición más sencilla de valor sería: “lacualidad que se le confiere a las cosas, hechos o personas, una estimación, ya sea positiva o negativa (…) son características morales inherentes a la persona». Por ejemplo: la humildad, la responsabilidad, la solidaridad,  el respeto, la integridad, la justicia, la confianza, la libertad, la dignidad, la coherencia, entre un sinfín más.   

 

El problema no es elegir entre una opción u otra. El problema no es sentirse más o menos catalán, más o menos español. El problema es sentirnos traicionados, vulnerados, en alguno de nuestros valores más profundos, en lo personal o en lo colectivo.  

 

¡Entre dos alternativas, elijamos la tercera!

 

Decía Albert Einstein que “todo problema debe solucionarse a un nivel de pensamiento distinto al nivel de pensamiento en el que fue creado”. Si seguimos manteniéndonos en el mismo nivel de pensamiento, cualquier alternativa será insatisfactoria.

 

Señores políticos, indaguen en qué valores se están vulnerando. Cuáles son inamovibles. Cuáles son prioritarios o cuáles pueden ordenarse en distinta prioridad. Sean flexibles, disóciense por favor, sálganse de ustedes mismos y de sus posiciones inmóviles. Cambien su punto de observador. Abstráiganse de la situación. Desconéctense de su estado emocional.

 

La alternativa es trascender el dilema. ¿Cómo? Con preguntas que permitan trascender sus perspectivas, incluso la ley. En base a ella, se han cometido grandes aberraciones en la historia de la humanidad. Se permitió la esclavitud, se permitió la desigualdad de géneros, la violencia, el holocausto y una gran ristra de etcéteras.  Si es necesario ¡Reformúlenla! A eso se le llama EVOLUCIÓN. Formúlense preguntas que les (nos) permitan elevarse y colocarse a otro nivel de reflexión:

 

¿Qué estamos evitando? ¿Qué estamos Postergando? ¿Qué estamos rechazando? ¿Qué estamos manteniendo? ¿Qué no aceptamos de la situación? ¿Qué podríamos aceptar? ¿Qué sentido tiene este dilema? ¿Quiénes queremos ser manteniendo determinadas posturas inamovibles?  ¿Quién soy yo ante esta situación? ¿Cuáles son los valores que no estamos dispuestos a traicionar? ¿Cuáles sí? …… Encontremos esos puntos en común, encontremos, por favor, UNA TERCERA OPCIÓN.  

 

 

 

 

Artículos relacionados