Entevista a Rosa Navarro y su Método Holístico de Autoconciencia

“La verdadera naturaleza de una persona reside más allá de los pensamientos, juicios o análisis”

Einstein decía que dar ejemplo es la única manera de influir en los demás y es que las palabras conmueven, pero los ejemplos arrastran. Así me sentí en este encuentro con Rosa Navarro Mainar, una mujer que sabe acomodar los silencios, porque son parte de su sabiduría.

Se define a sí misma como una amante de la vida, con el único objetivo de vivir la vida de la forma más honesta y bajo los mandatos de su corazón. Dice que ya no busca porque ya ha encontrado. Agradece profundamente la vida que le han brindado sus padres.

Rosa Navarro lleva más de veinte años acompañando a personas en su crecimiento personal. Es diplomada en ciencias sociales por la Universidad de Zaragoza y es formada en Arte Dramático. Es maestra de Reiki y Karuna Reiki. Ha recibido enseñanzas de varios maestros orientales cualificados en Tantra y Dzogchen. Es facilitadora de Constelaciones Familiares y formada en resolución del trauma, análisis Bioenergético, psicoanálisis Junguiano y Lackaniano, Kinesiología, Biodanza, Osteopatía sacro craneal y ha practicado intensamente meditación Budista desde el año 94. Como resultado de toda esta experiencia ha creado el Método Holístico de Autoconsciencia (MHA) del cual es la presidenta de la Asociación MHA.

¿Somos lo que creemos que somos?

Yo tenía un maestro de Dzogchen que decía que si queríamos conocernos realmente, necesitaríamos ir hacia dentro e investigar internamente, a través de la meditación. Podríamos preguntarnos mejor ¿Quiénes no creemos que somos? El creer que somos es una creencia, es un concepto de nuestra mente y es una identidad añadida a nosotros mismos. Nos identificamos constantemente a través de nuestros sentidos que están limitados por nuestros condicionamientos.

Entonces ¿Quiénes somos?

Cuando nacemos, empezamos a recibir mensajes sobre nuestra persona, unos mensajes establecidos por el tipo de sistema económico, social, político y religioso en el que hayamos nacido. Por ejemplo, si yo vengo de una familia pobre u obrera que ha recibido mensajes que para ganar dinero hay que trabajar muy duro, posiblemente repetiré ese patrón y necesitaré trabajar más para poder ganar dinero. Las creencias son creencias, no son realidades. Más allá de ellas, no nos conocemos. Nuestra mente está habituada a ir al conflicto y al dolor. Es un mecanismo de defensa. Si a mi me duele la pierna, mi mente se focaliza en ese dolor, pero no en el resto del cuerpo sano.

¿Cómo se puede cambiar ese sistema de creencias?

La mayoría de las veces no somos ni conscientes de que tenemos un sistema de creencias, porque creemos que son nuestra verdad absoluta. Lo primero es reconocer las creencias que nos están limitando y así dejamos de darles poder. Lo mismo nos pasa a nivel social, si no conocemos otros modelos, es muy difícil comprender que nuestro modelo, es solo eso, un modelo.

Osho escribió que hay que aceptar la responsabilidad individual porque continuamente la estamos cargando hacia afuera …

El paradigma en el que vivimos actualmente viene de Darwin (finales XIX) que estuvo influenciado por el economista Malthus. Éste último dedujo que la población aumentaba de forma geométrica, mientras los alimentos crecían de forma aritmética, es decir, que llegaría un momento que no habrían suficientes recursos para todo el planeta. A partir de esa premisa, Darwin creó la Teoria de la Selección Natural (solo sobrevive el más apto). En conjunto, estas dos creencias nos indican que los recursos no son suficientes y que además, para alcanzarlos, tengo que ser el mejor. Desgraciadamente este paradigma es el que está de base en nuestra economía, política, educación y salud. De hecho, de ahí parte la Eugenesia. Hitler se basó en esto para exterminar a los “menos aptos”. Nuestro sistema se basa en la competitividad.

¿Por qué nos enganchamos a este modelo?

Es más cómodo echar la responsabilidad de lo que nos sucede a una pareja, al gobierno, al sistema, a Dios, al destino, a cualquiera… ¡Antes que asumir la nuestra! Esta falta de responsabilidad viene dada, en parte, por la forma de ver a nuestros padres. Si por ejemplo, tenemos carencias emocionales, la responsabilidad y la exigencia la abocamos hacia nuestros progenitores. O bien, porque creemos que no nos han cuidado de la forma apropiada o bien, porque no nos han dado lo suficiente… En realidad no estamos honrando el aspecto más importante: la vida que nos han otorgado. Eso nos debilita a nivel energético. En una conferencia por la paz a la que asistí, el Dalai Lama comentó que tenía la capacidad de amar y la compasión hacia los seres, por el amor que había recibido de su madre. En otras culturas, como por ejemplo la Tibetana, existe una honra hacia la vida que nos ha sido dada. Se deja de exigir para pasar a tomar, a agradecer la vida, esa energía que nos ha sido concedida.

¿Cómo se alienta a millones de personas, sin empleo, que han perdido sus viviendas, sus bienes…. para que vuelvan a encontrar el equilibrio ?

¡Es complicado! Hay personas que lo están pasando muy mal, pero creo que el sentimiento de sentirse una víctima del sistema, no fortalece. Desde el victimismo no hay salida, porque entonces vamos a reproducir los patrones. La pregunta que hay que hacerse es ¿Cómo estoy dándole poder al sistema? Nos da miedo tomar nuestro propio poder , porque significa hacernos adultos, maduros. Si yo vivo en un modelo económico, con un paradigma Darwiniano, en el que prevalece la competitividad, que gana el más fuerte y que por lo tanto, es fácil que haya situaciones abusivas a nivel económico, lo que tengo que hacer, en primer lugar, es sanar mi relación con el abuso.

¿Cómo se sana el abuso?

Para que yo gane, el otro tiene que ganar. Si yo gano a costa de que el otro pierda, yo acabo perdiendo. Nos han hecho creer que somos competitivos incluso desde que nos conciben. Sin embargo, existen estudios que demuestran que los espermatozoides cooperan entre sí para que uno llegue a fecundar el óvulo. Si yo me planteo que soy fruto del espermatozoide más competitivo, la creencia de mí mismo ¡Es muy diferente que si creo que soy fruto de la cooperación de millones de espermatozoides! Si cambio la visión de mi propio paradigma, asumo mi responsabilidad. Solo así llegará un momento que se podrá dar un cambio de consciencia y que toda la masa crítica actúe para que todo cambie a nivel global.

Entonces ¿Está malentendido el altruismo y el sacrificio que promulgan las religiones y las sociedades?

Los budistas entienden por compasión cuando el corazón vibra ante el sufrimiento de los demás. Cuando el sistema se afecta ante el sufrimiento ajeno. Eso no significa tener que ir a ayudar, ni a salvar a la otra persona. Cuando equiparamos altruismo con ayuda, estamos siguiendo ese modelo de superioridad hacia el prójimo y restamos dignidad a la persona ayudada. A veces, esa ayuda esconde carencias de autoestima.

¿Y cómo se alcanza ese amor hacia uno mismo?

Bert Hellinger dijo que «El que está en sintonía con sus padres tiene éxito en la relación de pareja, en la relación como padre o madre y en lo que hace en general. Toda esa bendición viene de los padres y se necesita muy poquito para tenerlo: hacer una pequeña reverencia ante ellos». La baja autoestima viene de ese no-reconocimiento y de esa exigencia. A título mental es difícil de comprender, porque esto es una experiencia, que como tal, hay que experimentarla.

¿Es posible reconciliarse con los límites o creencias que nos han impuesto?

Lo importante es saber que los límites que hemos recibido de fuera ya los hemos interiorizado, nos pertenecen. Dejamos a los padres fuera y nos ponemos delante de nosotros mismos. Esos mensajes que hemos recibido ya forman parte de nuestro propio interior. Así que reconoce tus creencias limitantes y reconoce que provienen de un modelo de amor, quizás no sano, pero en definitiva, de una forma de expresar el amor. De esta forma, te puedes liberar de esas creencias y tomar otros modelos. Hay que pararse y respirar. La respiración es el enlace entre el cuerpo físico y el energético. Vivimos acelerados. Este mundo está diseñado para no tengamos tiempo de sentir , para que bailemos al son del sistema. Hay que detenerse para empezar a tomar nuestra libertad, porque el problema es que creemos que somos libres y no lo somos.

¿Nos están moviendo como a marionetas?

Sí porque damos ese poder. Cuando vamos a un banco, en vez de preguntar en qué se va a utilizar nuestro dinero preguntamos cuanto nos van a dar ¡Nos estamos moviendo constantemente en los mismos paradigmas que el sistema! Nosotros lo hacemos en “micro” y otros lo hacen en global. Si nos negáramos a que el dinero que metemos en los bancos financiara guerras como la de Irak, se les acabaría el poder. Se lo damos porque estamos inconscientes. ¡Esa guerra costó un billón de euros! Treinta veces lo necesario para acabar con el hambre del mundo, pero ¡No interesa!

¿Qué puedo hacer yo?

Cada uno podemos actuar en base a nuestras circunstancias. No nos podemos estar quejando y luego no hacer nada en nuestra microeconomía. Osho dijo que necesitamos gobiernos porque tenemos la creencia que no podemos dirigirnos a nosotros mismos. Malthus nos hizo creer que el hombre es egoísta por naturaleza, que es malo, pero eso no es verdad. Puedes hacer ¡Y mucho! Para empezar, decidir dónde inviertes tu dinero. Decidir donde compras. Los supermercados se proveen de tres o cuatro multinacionales. Eso significa que para que alguien compre leche a bajo coste, están explotando a millones de personas y contaminando el medio ambiente. Además nos venden la farsa que comprando en una gran superficie ahorramos dinero. Las grandes superficies están diseñadas para el consumo, por lo tanto, saldremos del supermercado con más cosas de las necesarias.

“Más allá del ego reside el alma” ¿Es nuestro peor enemigo?

El ego, desde la perspectiva Dzogchen, es una manifestación de nuestra mente despierta o iluminada. No es el enemigo. Es con lo que nos hemos identificado. El problema es que le damos más lealtad al ego que a nuestra parte sana, a nuestra naturaleza no conceptual. No es ni bueno, ni malo. No hay que eliminarlo, hay que conocerlo y poner también la lealtad en otras partes de nosotros mismos y… ¡Que deje de ser tan grande! (se ríe). No se puede hablar de las otras partes, porque te estaría hablando desde el ego, por lo tanto, hay que experimentarlo y para eso hay diversos caminos.

¿Puede el Método Holístico de Autoconsciencia (MHA) ayudarnos a encontrar esa otra parte de nosotros mismos?

El MHA es una herramienta de meditación activa que parte de la premisa que a través de la escucha consciente, se posibilita que la persona pueda tomar consciencia de su auténtica naturaleza, más allá de los pensamientos, los juicios y el análisis. Por ejemplo: hagamos el ejercicio de contemplar algo. Enseguida nos daremos cuenta que nuestra mente analítica juzga de forma automática y constante: me gusta o no me gusta. De esa dualidad viene nuestro sufrimiento. Me apego a lo que creo que me va a dar felicidad y rechazo lo que no. Ése es nuestro engaño mental. Sin embargo si probamos el ejercicio de contemplar visualmente, una habitación por ejemplo, sin emitir juicios, estaríamos más cerca de nuestra mente no dual, es decir visualizaríamos los colores, las formas y obtendríamos la experiencia de lo que vemos, sin análisis.

Buenos ejemplos…

Buda consideró que la normalidad es estar enfermo y que solo nos sanamos cuando alcanzamos esa parte del cerebro que no analiza. A través de la mente conceptual tenemos una visión engañosa del mundo, puesto que lo estamos viendo bajo la visión de nuestros condicionamientos.

¿Cómo se lleva a cabo la práctica del Método?

La persona se tumba en una camilla y se le practica una escucha no dual del cuerpo. Esto quiere decir que un facilitador, utilizando la respiración y las manos “escuchará” el campo energético de la persona. Éste se percibe a través de la vibración, el movimiento ondulatorio o el calor.

¿El facilitador es una persona que sana?

No, en el MHA consideramos que somos dos seres iguales (facilitador y facilitado), solo que uno de los dos tiene unas herramientas que se las puede facilitar al otro para que contacte con su fortaleza interna.

¿Y cómo contacta con esa fortaleza?

Supongamos que soy la persona facilitadora. Una vez que a través de mis manos “escucho” el campo vital (energía) de la persona, le pido que localice en su cuerpo la resistencia (lo que le impide abrirse al mundo) y de lo que préviamente hemos hablado. Una vez localizada esa resistencia, le pido que la deje de lado y solo se focalice en las otras partes de su cuerpo en las que siente bienestar. Seguidamente le solicitaré que permanezca en la contemplación de ese estado. De esta forma, se consigue que la persona haga una conexión neuronal hacia el bienestar. En ese momento, al “escuchar” en qué lugares se interfiere la energía, ésta se reorganiza por sí misma. Como nuestro sistema nervioso tiene plasticidad, cambia con esa experiencia. Es decir, cuanta más experiencia tengamos de bienestar , más bienestar obtendremos en la vida.

O sea, que al reconocer nuestras fortalezas ¿Se desvanecen nuestros problemas y bloqueos?

Efectivamente, la sanación se produce a través de la consciencia.. Es muy interesante y curioso. Cuando la persona ya tiene ese recurso de experimentación, si es necesario, le pediremos una visualización para cambiar su sistema de creencias, si no simplemente se quedará en ese estado de consciencia. No es un método sustituto de tratamientos médicos, simplemente es una herramienta de meditación que nos ayuda a tener más libertad en nuestras decisiones.

Eric Frömm decía que “sin amor la humanidad no podría existir un día más”…

¡Lógico! Nacemos del amor y del sexo… dos manifestaciones de la misma energía, tan poderosa que es capaz de generar vida.

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